martes, 9 de enero de 2018

JEHOVÁ DIOS DICE QUE NUESTROS PECADOS NOS SEPARAN DE ÉL

JEHOVÁ DIOS DICE QUE NUESTROS PECADOS NOS SEPARAN DE ÉL
Dios odia el pecado. Pero si hay alguien que se arrepiente verdaderamente, entonces nuestro Padre y Dios perdonará al pecador, (Éxo 34:6,7)6 Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! Fuerte, Misericordioso y Piadoso; tardo para la ira, y Grande en Misericordia y Verdad; 7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”. Jehová Dios dice que nuestros pecados nos separan de Él, que aquellos que pecan ganan su paga, la muerte, (1 Juan 1:9) Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Sin embargo, ¿qué significa esto? ¿Qué es exactamente el pecado? ¿Dan las Sagradas Escrituras una definición clara? Ahora lo vamos a saber.

Las Sagradas Escrituras dicen que tenemos al menos una cosa en común con cada hombre, mujer o niño que haya vivido alguna vez: (Romanos 3:23) “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la Gloria de Dios”. Las Sagradas Escrituras también dice que cuando alguien peca, automáticamente gana la pena de muerte (Rom. 6:23) “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. ¿Pero qué es el pecado, y qué hemos hecho para ganar la muerte? Jehová Dios dice que nuestros pecados nos separan de Él (Isa.59:1,2)1 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”. Él no puede oír sus oraciones, no le puede hablar a través de Su Palabra, a menos que primero te arrepientas, y cambies tu forma de vivir tu vida, del camino de pecado, (Juan 9:31) “Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye”.

¿Pero qué es el pecado, qué has hecho para separarte de Dios? Hasta las personas que nunca han abierto una Biblia están familiarizadas con (Juan 3:16) “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. La mayoría entiende que Dios voluntariamente permitió que Jesucristo sufriera arresto, falsas acusaciones, humillaciones, y soportara torturas brutales y ejecución pública, sacrificio, todo para que Su sangre derramada pagara la pena de muerte, que cada uno de nosotros hemos ganado. En otras palabras, Cristo tuvo que morir por causa de los pecados de todos los seres humanos. ¡Incluyéndote a ti!
(Juan 8:7) diciendo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra”. La mayoría de las personas que citan Juan 8:7 lo hacen a fin de justificar las malas acciones. En realidad, Jesús les estaba hablando a los escribas y fariseos, que habían traído ante Él a una mujer que habían sorprendido cometiendo adulterio. Probándole, ellos querían ver si Jesús la condenaría a ser apedreada de acuerdo a la ley del Antiguo pacto. Pero ellos no leen el resto de la escritura: (Juan 8:8-11) “8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni Yo te condeno; vete, y no peques más”. Esto es vital. Jesucristo le ordenó que dejara de pecar.
Jehová Dios por medio del apóstol Juan escribió: (1Juan 3:4) “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley”. Cuando pecamos, quebrantamos la ley. Pero, ¿qué ley? Por medio del apóstol Pablo escribió (Rom. 7:7) “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás”. La ley de Dios revela el pecado. ¿Pero sobre cuál ley estaba escribiendo Pablo? Este es el Décimo Mandamiento, que se encuentra en (Éxodo 20:17)No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” y (Deuteronomio 5:21)No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”. La ley a la que Pablo y Juan se referían era los Diez Mandamientos. A través de ambos apóstoles aprendemos que cuando los quebrantamos, la ley de Dios pecamos.

Juan también escribió, en (1Juan 5:17)Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte”. Puesto que los Mandamientos de Dios son justicia (Sal. 119:172) “Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia”, entonces la injusticia, es pecado, debe ser lo opuesto. Es quebrantar los mandamientos de Dios.
El apóstol Santiago amplió al respecto. Él enseñó: (Santiago. 2:10,11) “10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. 11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley”. Santiago se estaba refiriendo a los Diez Mandamientos. Aunque es posible que las personas vayan por la vida sin cometer físicamente algún asesinato o adulterio, o robo o mentira, aun así, todos han pecado. ¿Cómo puede ser esto? Porque, aunque obedezcamos la letra de la ley, aún podemos quebrantar el espíritu de la ley, y esto también es pecado.
Pablo, llama a la ley “santa”, (Rom. 7:12,14)12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. 14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado”. Jesús magnificó y expandió la letra de la ley, revelando su intención espiritual. (Mat. 5:27,28) “27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.
28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. El pecado comienza en la mente. ¡Lo que usted piensa eventualmente se convierte en lo que hace! (Prov. 23:7) “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo”. (Mat. 15:18-20)18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. 19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre”. (Santiago 1:14,15)14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. Muestra que cuando los hombres tienen malos pensamientos, ellos eventualmente producirán malas acciones. Por ejemplo: cada guerra, cada batalla, cada pelea a través de la historia ha ocurrido porque los hombres han codiciado algo que no les pertenecía. Y a causa de que los hombres han fracasado en controlar sus deseos carnales, vivimos en un mundo destrozado por el dolor, el sufrimiento y la angustia de la guerra (Santiago 4:1,2)1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís”. Ejemplo de codicia concibiendo pecado. Las Sagradas Escrituras, registran un ejemplo trágico de cómo los pensamientos codiciosos de un hombre concibieron pecado, infracción de la ley, y dieron nacimiento a la muerte. Este hombre fue el Rey David.
Una tarde de primavera, mientras David caminaba sobre el terrado de su palacio, él vio a una mujer que se bañaba desnuda (2 Sam. 11:2) “sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa”. En vez de mirar a otra parte, y poner esa imagen fuera de su mente, se quedó mirándola. Él le permitió a su mente tener malos pensamientos; David quebrantó el Décimo Mandamiento.
Este pecado lo llevó a preguntar por ella (2 Sam. 11:3) “Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo”. Él descubrió que ella era Betsabé, la mujer de Urías, uno de sus siervos más fieles. Pero esto no detuvo a David de cometer adulterio con ella (2 Sam. 11:4) “Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa”, quebrantando el Séptimo Mandamiento. David también quebrantó el Octavo Mandamiento al tomar algo que no le pertenecía; La esposa de Urías.
Estos pecados tuvieron por resultado que David y Betsabé concibieran un hijo ilegítimo (2 Sam. 11:5) “Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta”. Queriendo ocultar el embarazo, David trató de engañar a Urias, quien había estado ausente, peleando fielmente una guerra por su rey. Llamándolo del frente de guerra, David trató de engañar a Urías convenciéndolo que durmiera con Betsabé, para que Urías pensara que el niño por nacer era de él (2 Sam. 11:6-13)6 Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David. 7 Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra. 8 Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real. 9 Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa. 10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa? 11 Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa. 12 Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente. 13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa”. Estas acciones quebrantaron el principio del Noveno Mandamiento. Cuando Urías rehusó dormir con ella, la creciente montaña de pecados de David lo guio a utilizar a sus enemigos para que mataran a Urías (2 Sam. 11:14-17)14 Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías. 15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera. 16 Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes. 17 Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo”, quebrantando así el Sexto Mandamiento.
Lo que había comenzado con malos pensamientos pronto dio lugar a múltiples pecados, quebrantamientos de la ley, y finalmente llevó al asesinato. El pecado siempre se esparce y se combina en sí mismo.
Dios odia el pecado, infracción de la Ley. Finalmente, David se arrepintió. Él llegó a ver sus pecados como Dios los veía, como un terrible quebrantamiento de la ley, iniquidad.
Por esto es que David escribió, en (Salmos 5:4,5) “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad [pecado]”. Después que Dios liberó a los Israelitas de la esclavitud, los alimentó, protegió y proveyó para ellos, les dio la Tierra Prometida, y peleó sus batallas, ellos aún continuaron pecando, quebrantando Sus mandamientos. (Sal. 78:56-59)56 Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios; 57 Sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres; Se volvieron como arco engañoso. 58 Le enojaron con sus lugares altos, y le provocaron a celo con sus imágenes de talla. 59 Lo oyó Dios y se enojó, y en gran manera aborreció a Israel”. ¡Dios no puede, ni tolerará el pecado o los que lo practican! Él nunca permitiría a tales personas en Su reino. Salomón, hijo de David, escribió en (Proverbios 15:26)Abominación son a Jehová los pensamientos del malo; Mas las expresiones de los limpios son limpias”. Esto es porque Dios sabe que, si no son eliminados, los malos pensamientos siempre producen malas acciones, como en (Jeremías 44:22,23)22 Y no pudo sufrirlo más Jehová, a causa de la maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho; por tanto, vuestra tierra fue puesta en asolamiento, en espanto y en maldición, hasta quedar sin morador, como está hoy. 23 Porque ofrecisteis incienso y pecasteis contra Jehová, y no obedecisteis a la voz de Jehová, ni anduvisteis en su ley ni en sus estatutos ni en sus testimonios; por tanto, ha venido sobre vosotros este mal, como hasta hoy”. Pecar, quebrantar la ley espiritual de Dios, nos corta de Dios. (Isa. 59:2) “pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”. Y Jeremías escribió: (Jeremías 5:25) “Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien”. Cuando Dios usó a Su profeta, Natán, para confrontar a David, David le suplicó a Dios (Sal. 51:11) “No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu”. Él reconoció sus transgresiones, su quebrantamiento de la ley ante Dios, diciendo: (Sal. 51:3,4) 3 Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. 4 Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio”. David le imploró a Dios (Salmo 51:1,2,7,9,10) 1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. 7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. 9 Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Jehová Dios lo oyó y lo perdonó.
Lo que significa pecar: quebrantar la Ley.
Cuando las Sagradas Escrituras dicen: “Porque todos han pecado”, quiere decir que todos han quebrantado la ley de Dios. Cuando dicen: “la paga del pecado es muerte”, quiere decir que su quebrantamiento de la ley automáticamente le otorga a usted la pena de muerte. Cuando Dios dice que sus pecados lo separan de Él, está hablando de usted quebrantando Sus leyes.

¡El pecado es quebrantar la ley de Dios!

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