martes, 9 de enero de 2018

MI NUEVA IDENTIDAD ESPIRITUAL EN JESUCRISTO

MI NUEVA IDENTIDAD ESPIRITUAL EN JESUCRISTO
(1Ped. 2:9) “9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. El árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal, no es un pasado en el Edén, si no es una realidad palpable para cada generación sobre la tierra. (Génesis 2:16,17)16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Todos tenemos que tomar esta decisión. El único Dios es Jehová el creador, y aquella propuesta satánica nos hizo imaginar y nos hace imaginar que seriamos como ÉL. (Génesis 3:1-5) “1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. En la actualidad el mensaje satánico está siendo entregado, por la nueva era y el esoterismo, que nos dicen, como si fuera un eco del Edén, “no necesitan de ningún Dios, Uds. Son dioses”.

Entonces el hombre envuelto en la carne y la soberbia que ella produce, se dispone a ser un dios con lo que la carne tiene, pensamientos, razonamiento, la ciencia, y las emociones. Producto de creer solo en la mentira de esta existencia y no en la eternidad. Las Sagradas Escrituras dicen: “vosotros soy dioses”. (Juan 10:34-36)34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), 36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?”. (Salmos 82:6,7)6 Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; 7 Pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis”. ¿Pero qué dioses y de quién? Según el orden del patrón creativo yo soy un dios, para la creación, para los animales, para las plantas. puedo quietarles la vida, puedo manipular sus genes y crear nuevas especies que me sirvan a mis propósitos. Pero jamás puedo ser un dios para un ser humano.

Entonces nunca seremos como Dios, porque ÉL así lo dispuso. El me dio autoridad para gobernar en su Nombre su creación, pero no para que compita con ÉL, porque esto es de la más podrida esencia satánica. El ser humano fue transformado de un ser espiritual a un ser emocional, y perdió así su identidad. A partir de aquel momento FATÍDICO- (Que pronostica el porvenir y, sobre todo, las desgracias) en el Edén el hombre está anclado a sus emociones, dependiente de sus emociones. Sus emociones hoy, son para él ser humano, el termómetro, que define si se siente bien o se siente mal, si es feliz o infeliz, (Filipenses 4:7) “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Antes su espiritualidad lo tenía centrado en la Verdad y podía disfrutar de una sensación de estabilidad y gozo permanente. (Salmos 139:23,24)23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. Las emociones no responden a un parámetro fijo, sino que por el contrario responde a un patrón absolutamente variable. La variabilidad de las emociones es producto de que ellas no dependen de nuestros deseos o intenciones, sino que dependen de circunstancia incontrolables fuera del ámbito personal. (Proverbios 3:5,6) 5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, y ÉL enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal”.

LAS CIRCUNSTANCIAS EXTERNAS SACUDEN MIS INCONTROLABLES EMOCIONES.
Las emociones están atadas a las relaciones entre las personas. (Deuteronomio 28:65) “Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma”. Las emociones son activadas por nuestros sentidos que son nuestro aparato detector de la realidad que me rodea. (Josué 2:11) “Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra”. Según sean mis sentidos, será percibida la realidad y enviada a mis emociones. Mis sentidos observan la realidad según hayamos sido procesados en la vida con desilusiones, desvalorizaciones, éxitos o fracasos en los anhelos de la vida. (1 Samuel 17:32) “Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo”. Este proceso emocional del hombre, lo lleva a ir perdiendo lentamente su esencial natural y se va transformando en personas que solo ven una realidad, aunque esta no sea la exacta. (Proverbios 12:25) “La congoja en el corazón del hombre lo abate; Mas la buena palabra lo alegra”. Al depender de las emociones el hombre es, según las emociones que están manifestadas en ese momento.

DE PRONTO ES UN VIOLENTO, DE PRONTO ES UN DULCE. (Levítico 26:36) “Y a los que queden de vosotros infundiré en sus corazones tal cobardía, en la tierra de sus enemigos, que el sonido de una hoja que se mueva los perseguirá, y huirán como ante la espada, y caerán sin que nadie los persiga”. En definitiva, cree que es una cosa, pero es otra. (Deuteronomio 28:67) “Por la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos”. Su esencia creativa fue dañada y distorsionada, llevándolo a la tristeza e infelicidad. Intentaremos una vez entender quiénes somos, ya que sin ello nunca alcanzaremos la revelación de la verdad en nuestras vidas. (1Pedro 2:10) “Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”. Sin saber quién soy, el enemigo hace que mi verdad, sea su mentira. Si yo acepto y creo que Cristo murió en la cruz y resucito y que lo hizo por mí, para que pueda ser salvo, debo creer también en mi identidad.

Si creemos en las promesas de Dios para nuestras vidas aquí en la tierra, y creemos también en la eternidad con Dios para mi futuro celestial, también debemos de creer en nuestra identidad. SI creemos en la Palabra de Dios como en el Espíritu Santo hablando a mi vida, también debemos de creer en nuestra identidad. (Efesios 2:4,5) “4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Nuestra identidad, no es un documento, no es un nombre, sino que es nuestra esencia, nuestra sustancia, nuestro ser en plenitud. Nuestra identidad tiene que ver con quien nos formo y de cómo fuimos formados. Qué habilidades me fueron dadas y el objetivo por el cual me dieron esas habilidades. Como podemos saber; ¿Quiénes somos? Solo existe una sola posibilidad, que es revisar las Sagradas Escrituras, que es la Palabra de Dios Escrita. (Génesis 2:7) “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.  (Génesis 1:26-28) 26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. Nosotros para la creación dice este versículo que somos sus Señores. Todos nosotros hemos oído y leído estos versículos cientos de veces, pero no nos consideramos creados así.

El no aceptar profundamente esta creación, me hace perder mi identidad y quedar a merced de la ignorancia destructora. Fuimos creados del polvo de la tierra, ¿Por qué?
Por esto: (Génesis 1:26) “Luego dijo Dios produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno”. El hombre necesitaba tener la misma esencia del resto de la creación, pero también debíamos tener una esencia superior que nos proyectara como señores de la creación. La imagen y semejanza de Dios no se refiere a una composición física, sino a una esencia espiritual de gobierno, similar a la de Dios, para poder ser representantes de su Reino en la tierra. Entonces fuimos creados con dos elementos, la sustancia TIERRA y el PODER ESPIRITUAL DE JEHOVÁ DIOS.
Nuestra semejanza con Dios no es en el cuerpo carnal, sino en el espíritu de vida en el Hombre.

Jehová Dios siempre ha tenido un Cuerpo Celestial, nunca un cuerpo carnal. Pero el hombre necesitaba un cuerpo carnal para poder ejercer su función sobre la tierra. (Juan 4:24) dice que: “Dios es Espíritu y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren”. El espíritu de vida de Jehová Dios en nosotros es lo que nos da la filiación, no la carne. La carne y nuestras habilidades, nos sirven para que nos respete la creación.
(Hebreos 12:9) “Por otra parte tuvimos nuestros padres terrenales que nos disciplinaban y los venerábamos ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus y viviremos?”. Entonces Jehová Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos cuando entendemos que somos seres espirituales y vivimos como tales, no lo podemos ser antes del bautismo, porque ÉL es Padre de espíritus”. (Juan 3:6) “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. (Romanos 8:5-8)5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”. No podemos ser un hijo desde la carne, porque esto es ir en contra de nuestra identidad. Para ser hijo de Jehová Dios debo ser un ser espiritual. Ser un hombre o una mujer que se mueve por este mundo desde lo espiritual. En obediencia a Jehová Dios.
Todos los seres humanos tenemos un espíritu de vida, un cuerpo, y un alma, que nos fue dado para que tuviéramos vida de reino sobre la tierra; Pero nuestra alma, personal cómo raza humana que nos fue dado, se unió con un espíritu de maldad en el Edén y perdió su identidad. Por esta razón hoy el ser humano tenemos una profunda inclinación para hacer la maldad. (Tito 3:3) “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros”. (1Pedro 4:2,3)2para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. 3Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías”. (2Pedro 2:18) “Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error”. El proceso espiritual, es que debemos hacer que nuestra alma se una al Espíritu Santo de Dios. La importancia de tener comunión con el Espíritu Santo, es tanta que llega hasta definir la vida o la muerte.
Si nosotros no nos llenamos del Espíritu de Dios, estamos caminando el camino en el camino de muerte y nos quedamos vacíos. Veamos este versículo: (Romanos 8:9) “Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de ÉL. Aquí tenemos una definición clara de la necesidad de que el Espíritu Santo este en nosotros. Nosotros no podemos ser convertidos, si no está con nosotros el Espíritu Santo. Porque solo haremos esfuerzos carnales e intelectuales, para ser mejores, y fracasaremos una y otra vez.

Nuestra mente entendió, la inteligencia lo proceso y vio que era bueno, pero le dio la orden a la carne que haga eso que es bueno, pero la carne no quiere hacer lo que es malo para ella. Cuando el espíritu Santo esta en nosotros podemos decir como decía Pablo: (Romanos 1:9) “Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el Evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones”. Pablo había pasado por el proceso de que su alma se uniera al Espíritu Santo y ahora trabajaba con su alma, no con su carne e inteligencia. Su cuerpo había sido puesto en servidumbre, al espíritu. (Romanos 8:11) “Y si el espíritu de aquel que levanto de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levanto de los muertos a Cristo Jesús vivificara también vuestros cuerpos mortales por su espíritu que mora en vosotros”. Quiero cerrar esta predicación dándoles una confirmación preciosa de las Sagradas Escrituras, a cerca de tu identidad y de cómo nosotros tenemos que alcanzarla, para poder recuperar el Poder que Dios nos dio a todos nosotros sobre la tierra. (Efesios 3:14-16)14Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la ANCHURA, la LONGITUD, la PROFUNDIDAD y la ALTURA, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.

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