martes, 20 de febrero de 2018

LA SANA DOCTRINA DE CRISTO, SON LAS RIQUEZAS DE SU GRACIA

18 de Febrero de 2018
LA SANA DOCTRINA DE CRISTO, SON LAS RIQUEZAS DE SU GRACIA
Atribuir toda la gloria de nuestro servicio a la Gracia de Dios Padre, es afirmar: (Por la Gracia de Jehová Dios, que es por medio de Jesucristo, soy lo que soy). Asimismo, cuantos heredamos el reino y las glorias prometidas para cada uno, reconocerán en aquel día que sólo la Gracia de Jehová Dios nos condujo allí. En esta predicación, nos tomaremos de la mano de nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo para ser muy bien conducidos por la Escritura Sagrada, para que contemplemos, las primeras manifestaciones hasta su expresión más plena las abundantes riquezas de la gracia de Jehová Dios en Cristo Jesús. Quiera nuestro Señor Jesucristo, utilizar esta Palabra para traer un oportuno socorro a todos los creyentes que han caído en el desaliento, como también a aquellos que vagan hambrientos cual ovejas sin pastor. (Ef. 2:6,7) “6 y juntamente con ÉL nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares Celestiales con Cristo Jesús,
7 para mostrar en los siglos venideros las Abundantes Riquezas de su Gracia en su Bondad para con nosotros en Cristo Jesús”. Si nuestro corazón rebosa de gratitud y alabanza al Dios de toda gracia, por nuestro bendito Señor y Salvador Jesucristo, quien vino lleno de Gracia y de Verdad. Tanto nos amó, que no le importó nuestra condición miserable, de extrema insolvencia, destituidos de la gloria, y más aún, muertos en delitos y pecados.

¿Qué es la Gracia? Gracia expresa un rasgo inefable de nuestro Bendito Padre Celestial y Dios que se manifiesta en sus tratos con el ser humano, y según el cual Él ama al ser humano caído, le perdona y le levanta; le transforma, y pone en él su propio Espíritu, capacitándole para colaborar con su propósito eterno y compartir su Gloria. Sin embargo, bajo el Primer Pacto tenemos más Misericordia que Gracia; Y en el Nuevo Pacto, tenemos más Gracia que misericordia.
La Misericordia es la compasión de Jehová Dios, hacia alguien en su desdicha, en su necesidad e impotencia. La Misericordia mueve la mano de Dios para socorrer esta necesidad específica. Cuando los hijos de Israel gemían en Egipto a causa de la servidumbre, y clamaron, Dios oyó su gemido y se acordó de ellos (Ex. 2:23-25) “23 Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. 24 Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. 25 Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios”. En (Jueces 2:18) “Y cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a Misericordia por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían”. Dios se duele del dolor y la aflicción de su pueblo y acude en su ayuda. Sin embargo, la Gracia, es el favor inmerecido concedido por Jehová Dios al ser humano, que va más allá que la Misericordia, porque le habilita para que pueda salir de su condenación y vivir conforme a las demandas de su Palabra cómo Dios.   
 
Por esta razón es que la Gracia y no la Misericordia la que fue hecha por medio de Jesucristo. La gracia se ve brillar sólo en algunos momentos de la antigüedad, como en el Primer Pacto de Dios con Abraham (Gén. 15:5,21) “5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. 17 Y sucedió que, puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18 En aquel día hizo Jehová un Pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;”, y con David (2 S. 7:14-16) “14 Yo le seré a ÉL Padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15 pero mi Misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. 17 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David”; Pero en todo el período de la ley Jehová Dios no manifestó su Gracia, excepto a un pequeño remanente”, (Rom. 11:2-6) “2 No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: 3 Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; Y sólo yo he quedado, y procuran matarme? 4 Pero ¿Qué le dice la Divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal. 5 Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por Gracia. 6 Y si por Gracia, ya no es por obras; de otra manera la Gracia ya no es Gracia. Y si por obras, ya no es Gracia; de otra manera la obra ya no es obra”, porque la ley no es de fe, sino de obras. (Gálatas 3:11-14) 11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está Escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, 14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu”.

Incluso la Misericordia, en los días del Primer Pacto, aparece condicionada. En (Éxodo 20:6) “5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque Yo Soy Jehová tu Dios, Fuerte, Celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6 y hago Misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”, Por ejemplo; A los que obedecen su ley (Dt.7:12) “Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el Pacto y la Misericordia que juró a tus padres”; (Dt.30:2,3)2 y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios”.

(1R. 8:23) “Dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el Pacto y la Misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón”; Nosotros cómo hijos, Dios espera, que seamos misericordiosos (2 S.22:26)Con el misericordioso te mostrarás Misericordioso, y recto para con el hombre íntegro”. Y cada vez que Dios habla de Misericordia es para que tú y cada uno de nosotros entendamos que ha reservado de la más ricas Misericordias solo para este tiempo: (Miqueas 7:18-20)18 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en Misericordia. 19 El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. 20 Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham la Misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos”. Tanto la Gracia como la Misericordia se aplican en especial a la relación de Dios y su pueblo, pero también a la relación del hombre con su prójimo, cuando uno de ellos está en una situación de solvencia y otro en situación de necesidad. 

Así que, los que conocen la Gracia de Jehová Dios tienen amor, y también misericordia. Dios demanda la misericordia. La misericordia se extiende desde aquel que ha recibido misericordia hacia aquel que aún no la ha recibido. En éste Libro, dice: (Oseas 6:6)Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Nuestro Señor Jesucristo toma esta Palabra en más de una oportunidad para aplicarla a los fariseos que se escandalizaban porque el Jesús comía con publicanos y pecadores (Mt. 9:13) “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”, además condenaban a los discípulos porque cogían espigas en día de reposo (Mt. 12:7,8)7 Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; 8 porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo”. Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó a perdonar misericordiosamente a quienes nos ofenden (Mt. 18:33-35)33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”, y por supuesto que debemos de usar de misericordia, además de diezmar –como hacían, exclusivamente, los escribas y fariseos (Mt. 23:23) “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. Pablo y los demás apóstoles también lo enseñaron (Rom. 12:8) “el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”; (Col. 3:12) “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”. De modo que en las Sagradas Escrituras, tenemos la misericordia, pero sobre todo tenemos la Gracia, que expresa aún mejor el maravilloso carácter de Jehová Dios, manifestado en el Señor Jesucristo. Que nuestro Señor Jesucristo, nos ayude a conocer su Gracia mejor, y a vivirla.

Lo primero que la gracia nos permite es conocer a Dios como el Dios de toda Gracia (1 Ped. 5:10) “Mas el Dios de toda Gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, ÉL mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”. Jehová Dios se revela a sí mismo en su Gracia, por medio de Jesucristo. En Jesucristo, Jehová Dios nos reveló completamente su forma de ser, hasta donde nos es posible a nosotros percibirla, dadas nuestras limitaciones. El Señor Jesús tubo ésta platica con Felipe: (Jn. 14:7-11) “7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. 8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿Cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? 10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, ÉL hace las obras. 11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras”. Ahora veamos estos Versículos en el Libro de: (Jn. 1:6-13)6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. 9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, y: (Jn. 1:17,18)17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la Gracia y la Verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, ÉL le ha dado a conocer”. De manera que ahora, por medio de Jesucristo, conocemos al Dios de Gracia. Nuestro Padre Celestial.

La Gracia se refiere, entonces, al Carácter inherente de Jehová Dios. Porque Dios, por causa de su grandeza y de su plenitud, no necesita de nadie ni de nada; Él se complace, en cambio, en dar. Cuando nosotros damos algo, estamos expresando el carácter de Dios; Cuando recibimos algo, estamos demostrando el carácter y la forma de ser normal de un ser humano. Porque Dios da y el hombre recibe. Por esta razón nuestro Señor Jesucristo dijo: (Hch. 20:35) “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”. La Gracia muestra, entonces, lo que Dios es, en su grandeza, y no lo que nosotros somos, en nuestra pequeñez. Las parábolas usadas por el Señor Jesús tenían el propósito de declarar cosas escondidas desde la fundación del mundo (Mt.13:34,35) “34 Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; 35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo”. Y de estas cosas, una de las más gloriosas era dar a conocer el corazón, los pensamientos y los caminos de Jehová Dios. Porque dice Jehová Dios en este Libro: (Isaías 55:8,9)8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Antes que nuestro Señor Jesucristo, revelara al Padre y Dios mediante su preciosa Persona y sus Enseñanzas, los hombres no conocían a Jehová Dios, y tenían una concepción equivocada de su Persona. El Carácter de nuestro Padre Celestial y Dios estaba escondido desde la fundación del mundo, pero ahora es revelado en toda su maravillosa Gracia. La grandeza del corazón de Dios y la pequeñez de nuestro propio corazón se muestran claramente en tres parábolas. 
 
Jehová Dios no envió a su Hijo al mundo a cobrar deudas, sino que lo ENVIÓ a PERDONAR, para que por medio de su sangre fuéramos limpios de todo pecado. Cómo nuestro Dios conocía nuestra pobreza, así que, sin más, nos perdonó. El perdón de esta deuda no fue un acto realizado por decreto que hubiera sido fácil, sino por medio de la muerte de su propio Hijo. Ahora veámonos, en el ejemplo de ésta Parábola:  En la parábola de los dos deudores (Mt. 18:23-34) “23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. 29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también tener MISERICORDIA de tu consiervo, como yo tuve MISERICORDIA de ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía”. 10.000 talentos; Un talento valía 6.000 dracmas, y una dracma era lo que ganaba un jornalero al día. De manera que 10.000 talentos era el equivalente a 60 millones de días de trabajo de un jornalero. Esto es aproximadamente unos 34 millones de dólares. Una cantidad impagable. Pero el rey le perdonó todo.

Así es el corazón del ser humano. Se olvida fácilmente cuánto le fue perdonado, y se llena de juicio contra el prójimo. El corazón del ser humano es inmisericordioso y olvida cuánto Dios le perdonó. Veamos un último ejemplo: La parábola del hijo pródigo (Lc.15:11-13) 11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente”. El padre de la parábola nos muestra cómo es el amante corazón de Dios, que perdona sin condiciones, que cubre la desnudez de su hijo necio, y más encima hace fiesta para recibirle. Al Padre no le importó oír las explicaciones de su hijo mayor, que quedaron incompletas, porque su corazón se conmovió y se inflamó toda su compasión. Lo que el hijo pródigo recibió fueron dones, no reprensiones. Y luego, se hizo fiesta en su honor. (Lc. 15:29-32)29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 31 El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado”. ¡Cuántas veces nosotros nos hemos extraviado de la sincera fidelidad a nuestro Padre Celestial, y nos ha recogido con amor, sin reproches, para agraciarnos de nuevo, y cubrir nuestra desnudez! El hijo mayor, en cambio, muestra el corazón del hombre, lleno de justicia propia y severidad, que no se alegra con el perdón concedido al hermano, sino que se duele por lo que él considera una injusticia cometida en su daño, y un derroche inmerecido. Aunque todas las cosas de su padre eran suyas, en su mezquindad, no les aprovechaban, ni tampoco quería que les aprovecharan a nadie.


Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor. Si usted no tiene la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra persona interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto). 

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